Máxima tensión ante la gran subasta de renovables.

Iberdrola, Naturgy y Endesa temen que Forestalia, Capital Energy y otros nuevos entrantes lancen ofertas temerarias en la subasta de 3.000 megavatios de renovables que comienza mañana.

La subasta que el Gobierno va a celebrar mañana para conceder nuevas licencias de renovables -la primera después de cuatro años de parón en este tipo de pujas- ha desatado las expectativas del sector. Y también la tensión.

Se espera una enorme participación en el proceso, tanto de las grandes energéticas, como Endesa, Iberdrola, Naturgy, Repsol y Acciona, como de nuevos entrantes, como Forestalia, Capital Energy y Everwood, por citar algunos.

El problema es que la ansiedad de algunos por posicionarse en el sector puede llevar a la presentación de ofertas temerarias, con precios de derribo que no solo rompan esta y otras subastas, sino que también condicionen el resto del mercado.

La presión es enorme. A la carrera de ofertas a la baja se añade el deseo del Gobierno de fomentarlas. El Ministerio de Transición Ecológica, a cuyo frente está Teresa Ribera, quiere sacar adelante una subasta con unos resultados espectaculares. Ribera se ha visto sometida a enormes críticas en las últimas semanas por no atajar el subidón de precios de la luz provocado por la ola de frío y nieve de la borrasca Filomena.

Ahora, más que nunca, la ministra, a la que no le han faltado críticas dentro de su propio Gobierno, tiene la extrema necesidad de presentar a la opinión pública medidas, como la subasta, con la que puede decir públicamente que los precios de la luz ya van a bajar. Y además, lo van a hacer gracias a las renovables.

La subasta seguro que bajará precios. El problema es que puede ser un espejismo que encubra el inicio de otros problemas. Los precios pueden caer tanto y tan de golpe que se desequilibre todo el mercado, no solo el mercado mayorista diario, o pool. También los contratos bilaterales a largo plazo. Es decir, los denominados PPAs, que se firman entre grandes eléctricas o productores de electricidad y compañías consumidoras.

Algunas fuentes comentan que hay empresas que barajan presentarse mañana con ofertas del entorno de 20 euros por megavatio para fotovoltaicas y de no más de 30 euros para eólica.

Cataclismo

Eso provocaría un cataclismo en el sector. Esos precios están muy por debajo de los que se están negociando en contratos de entrega de electricidad en el mercado de futuros, y que rondan los 45-50 euros a partir del año 2022, cuando se supone que tienen que estar en funcionamiento las nuevas plantas de renovables. También estarían muy por debajo de los 32-35 euros por megavatio a los que se están cerrando contratos de PPA para fotovoltaica, o los más de 37 euros por megavatio de eólicas en esos contratos de PPA.

Solo una agresividad sin límites en la puja explicaría estos precios, que, en todo caso, sería el envoltorio de ofertas de altísimo riesgo basadas en dos hipótesis financieras que podrían no cumplirse: que el coste de las instalaciones va a seguir bajando de forma exponencial y el de la financiación también. Solo el convencimiento de que el coste de ambos parámetros va a ser mucho más reducido en el futuro que en la actualidad explicaría que a fecha de hoy se presenten ofertas «a pérdida», más bajas incluso que los mejores PPA del mercado. Precisamente los PPA son los que están marcando los límites, y si se rompen, el mercado se desbarata. Es lo que temen las eléctricas.

Estas tienen más poder que otros grupos para firmar PPAs. Y lo están haciendo a unos precios con relativa holgura. Si la subasta de mañana perfora a la baja esos niveles, podría marcar un precedente y condicionar a partir de ahora los PPAs. Por eso, aunque las grandes eléctricas no pujen con ganas en la subasta, si mirarán de reojo sus resultados porque a partir de mañana nada será igual.


Fuente: Expansión.