El BCE da señales de que no extenderá el veto de los dividendos a la banca más allá de final de año.

Alargar la prohibición podría suponer cierta «inseguridad jurídica», según Financial Times.

El Banco Central Europeo (BCE) da señales de que no volverá a alargar la prohibición a pagar dividendos que impuso en marzo a la banca europea. El veto termina en principio el próximo 1 de enero y, según recoge este miércoles Financial Times, todo apunta a que esa fecha final se mantendrá.

El eurobanco prohibió a los bancos pagar dividendos y recomprar acciones en marzo, en los inicios de la profunda crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus, como medida para conversar unos 30.000 millones de euros de capital.

A finales de julio decidió extender el veto hasta el inicio de 2021, pero ya desde antes el sector financiero europeo ha hecho de lobby sobre que el organismo monetario pusiera fin a la prohibición. Y parece que ya queda poco para que termine.

Yves Mersch, gobernador del Banco Central de Luxemburgo y vicepresidente de la Junta de Supervisión del BCE, ha apuntado a la «inseguridad jurídica» que supondría volver a alargar la prohibición. «Solo tenemos [en el BCE] un instrumento de aplicación en nuestra regulación basado en un enfoque caso por caso», ha declarado a Financial Times.

Por tanto, la decisión sobre el veto «dependería del conservadurismo de los modelos internos en los bancos, del conservadurismo en el aprovisionamiento y de una visión sólida de la trayectoria de capital de un banco», ha explicado Mersch al diario británico.

«En otras jurisdicciones también parece haber un movimiento hacia un enfoque caso por caso», ha asegirado.

De esta forma, el banquero central luxemburgués ha defendido que el BCE debe ser «muy conservador» sobre «la pura reanudación de los ratios de pago que hemos visto antes de la crisis». «Eso no significa que necesitáramos mantener una prohibición general en todos los casos«, ha matizado.

De hecho, Yves Mersch ha advertido al FT que «algunos bancos [europeos] todavía usan «escenarios muy optimistas» en sus modelos internos para determinar cuánto capital necesitan.


Fuente: El Economista.