Ibercaja confía en salir a Bolsa a finales de 2021 o el próximo año.

Descarta fusiones, pero se abre a dotar un fondo de reserva en 2025 como alternativa al salto al parqué. Aspira a lograr una ROTE superior al 7%, el doble de 2020.

Ibercaja mantiene sus planes de salir a Bolsa y confía en poder hacerlo a finales de 2021 o a lo largo de 2022, cuando expira la prórroga de dos años que le concedió el Gobierno por la pandemia.

José Luis Aguirre, presidente de Ibercaja, asumió este miércoles que las perspectivas del mercado «todavía no son buenas», pero se mostró convencido de que habrá ventanas de oportunidad para lanzar la operación a finales de este ejercicio o en 2022. Y se comprometió a un pay out (porcentaje del beneficio destinado a dividendos) del 50% si el Banco Central Europeo (BCE) decide levantar las restricciones sobre la política de remuneración al accionista que pesa sobre el sector por el Covid.

La Fundación Ibercaja posee un 88% del banco y tiene que rebajar esta posición por debajo de la mitad, según la Ley de Cajas. El equipo gestor considera que tiene listos todos los preparativos para decidir en cualquier momento si salir a cotizar.

Preparado

De hecho, contrató a finales de 2018 como asesor independiente a Rothschild. Además, Morgan Stanley y JPMorgan actúan como coordinadores globales de la oferta y tienen la misión de ir sondeando el mercado para encontrar el mejor momento para cotizar.

Pero el equipo gestor no descarta otras opciones si finalmente decide no saltar al parqué por la baja valoración del mercado, como puede ser la de constituir un fondo de reserva hasta 2025 que permitiría a la Fundación conservar su participación actual o buscar un socio para rebajarla.

«La vocación hoy es la salida a Bolsa porque es lo lógico, pero claro que contemplamos otras opciones», explicó el presidente de Ibercaja. Como publicó EXPANSIÓN, los asesores de Ibercaja para salir a cotizar a Bolsa sugieren al banco explorar otras alternativas. Entre las posibilidades a estudiar, la cúpula del banco descarta de plano fusionarse con otra entidad.

Tanto Aguirre como Víctor Iglesias, consejero delegado, rechazaron con rotundidad ayer la opción de estudiar integraciones y reivindicaron la capacidad de Ibercaja para sobrevivir a la ola de concentración por la pandemia.

De hecho, Ibercaja ha diseñado una hoja de ruta en solitario hasta 2023 y lanzó ayer un nuevo plan estratégico, denominado Desafío 2023, en el que aspira a lograr una rentabilidad sobre fondos propios (ROTE) superior al 7%. Supone más que duplicar los niveles de ROTE ordinario del 3% con el que cerró 2020. Con esta rentabilidad, el banco lograría cubrir el coste del capital por su perfil de riesgo y al estar focalizado al negocio hipotecario, según el equipo gestor.

Foco en empresas

En su camino en solitario, Ibercaja apostará por crecer en el segmento de empresas, banca personal y seguros. La entidad aspira a multiplicar por 1,5 las captaciones de nuevos clientes en banca personal y banca privada, así como incrementar un 23% los clientes vinculados en banca de empresas y duplicar el ritmo anual de captación de nuevos clientes en este segmento.

«Captaremos clientes en el entorno actual de fusiones», garantizó Iglesias, que abogó por vigilar la competencia bancaria más que por propiciar las integraciones.

Estos planes comerciales permitirán, según la entidad, incrementar en 50 puntos básicos la cuota de crédito en empresas, hasta el 1,5%, y crecer el 8% acumulado anual en gestión de activos (fondos de inversión, planes de pensiones y unit link). También ambiciona elevar más de un 6% la cartera de seguros de vida y de no vida.

Ventas digitales

Otra de las palancas estratégicas será la transformación digital: aspira a que las ventas digitales supongan el 50% del total en 2023. A cierre de 2020, este porcentaje suponía el 28%. Ibercaja ha invertido 50 millones a infraestructuras y proyectos tecnológicos entre 2018 y 2020.

La cúpula del banco pretende conservar su ratio de capital de máxima calidad por encima del 12,5%, como en la actualidad. También se ha fijado reducir la ratio de activos improductivos (dudosos y adjudicados) por debajo del 5% actual.

La entidad, que presentó ayer su nuevo plan estratégico a sus más de 5.000 empleados, descarta un nuevo ajuste de empleo. Hasta mediados de 2022 ejecutará el ERE pactado a finales de 2020 y que prevé la salida de 750 empleados, el 15% de la plantilla, y el cierre de 200 oficinas, el 20% de la red.


Fuente: Expansión.