La irrupción del Covid-19 acelera la transformación del modelo comercial.
La banca minorista encara un momento crucial para su futuro inmersa en una ola de cambios, intensificados por los efectos de la pandemia generada por el coronavirus. Las entidades deben gestionar una multitud de variables, como el rápido cambio en el comportamiento de los clientes, la incierta situación económica, el recrudecimiento de la competencia, las presiones regulatorias y la disrupción tecnológica en una etapa de descenso de la rentabilidad. Un cambio de paradigma que, según KPMG, fusionará los modelos actuales en tres opciones ganadoras: bancos universales, proveedores de servicios de pagos y agentes «invisibles».
De acuerdo con el informe Futute of retail banking, la industria financiera se encuentra ante un gran desafío motivado por unas tendencias que no son novedosas, pero que se han visto potenciadas por la crisis sanitaria. Además, el cambio también trae nuevas oportunidades. Los analistas de KPMG destacan cómo el futuro de la banca debe centrarse en impulsar propuestas diferenciales, para las que la experiencia del cliente será el eje sobre el que gire la estrategia para aumentar la competitividad.
«Convertirse en un banco conectado requiere compromiso y determinación. Lograrlo se ha vuelto más importante que nunca. Es la clave para brindar a los consumidores una experiencia de cliente mejorada, que es fundamental para el éxito futuro», indica el documento. La consultora recalca que el mercado se ha visto inundado por una ola de neobancos en crecimiento. Sin la carga de la tecnología heredada y operando con mayor agilidad, estos nuevos jugadores pueden ofrecer una experiencia personalizada, así como la interacción requerida por una generación acostumbrada a una experiencia digital inteligente.
Esta mayor facilidad de los neobancos para aumentar la rentabilidad, gracias a una base de clientes cada vez más grande y exclusiva, ha impactado en el negocio de la banca tradicional, que debe decidir dónde emular a los competidores o asociarse a ellos para mantener la ventaja competitiva, señalan desde KPMG.
Nuevos modelos
La piedra angular para que la banca tradicional alcance el éxito en el futuro requiere de un modelo operativo conectado. KPMG señala que en la actualidad coexisten entidades que proporcionan un servicio completo (Banco Santander); especializadas en determinados productos, como las hipotecas (Monzo); proveedoras de crédito al consumo o de tarjetas de crédito (MasterCard, Capital One); facilitadoras de pagos o transferencias (PayPal), y carteras digitales (Patym).
Estos cinco modelos actuales deberían agruparse en tres para ser viables. Así, quedarían los que KPMG denomina bancos universales. Estas entidades deberán focalizar su operativa en los datos que poseen para desarrollar ecosistemas propios que aprovechen su gran base de clientes, a fin de ampliar márgenes, reducir los altos costes operativos y combatir la presión a la baja que soportan sus comisiones por transacciones y los ingresos por intereses.
El segundo modelo agruparía las firmas proveedoras de servicios de pago, que deben asegurarse de que el coste unitario de las transacciones sea cubierto con los ingresos para garantizar una rentabilidad sostenida. Este modelo deberá enfocarse a segmentos de clientes específicos e innovar para cubrir sus necesidades. El esquema de banca abierta puede ser su gran aliado.
Por último, quedarían los bancos que no actúan como entidades independientes, sino que son agentes «invisibles» integrados en los dispositivos gracias al Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) para facilitar las transacciones. Tener acceso a los datos de muchos dispositivos IoT también le dará al banco una comprensión más profunda de los hábitos de gasto y las necesidades crediticias de los clientes. Este tipo de entidades conectarán ecosistemas como los de Samsung y Microsoft y crearán y proporcionarán aplicaciones y microservicios tecnológicos.
El informe concluye, no obstante, que un atributo clave común a todos los modelos de negocio bancario del futuro será una mayor resistencia a los choques económicos, como los resultantes de la actual pandemia.
Fuente: Expansión.