Bruselas dispara la deuda pública de España hasta el 140% del PIB en 2030.

La financiación tras la pandemia no será más cara, porque los tipos de interés seguirán bajos, a pesar de que el endeudamiento seguirá creciendo, según indica la Comisión Europea.

La senda de reducción de la deuda pública española, que este año se situará en torno al 120%, tendrá que esperar. De hecho, seguirá creciendo de forma significativa durante esta década. Esto, al menos, es lo que consideran los técnicos de la Comisión Europea, que estiman que al final de la década, en 2030, el endeudamiento público respecto del PIB se situará en el 141,2%. Es decir, alrededor de 20 puntos porcentuales más que ahora.

Por esta razón, Bruselas ha incluido a España en el grupo de ocho países de ‘alto riesgo’ en términos de endeudamiento, aunque son cinco —Grecia se excluye por sus especiales circunstancias— los que llaman la atención de la Comisión. Además de España, Bélgica, Francia, Italia y Portugal. Es decir, los países del sur.

Los datos aparecen en el ‘Monitor de sostenibilidad de la deuda pública’ que acaba de publicar la Comisión Europea, que achaca los altos niveles de endeudamiento a la combinación de dos factores: los efectos de las políticas de estímulo fiscal para contrarrestar los efectos de la pandemia y las bajas tasas de crecimiento a lo largo del periodo debido al bajo potencial de crecimiento de la economía española, lo que impedirá reducir los déficits primarios (sin contar el pago de los intereses de la deuda) de una forma relevante.

Los servicios de la Comisión, de hecho, estiman que este año el déficit público primario se situará en un -7,4%, después de haber alcanzado un máximo del -9,9% el año pasado. Según sus cálculos, solo a partir de 2025 comenzará a bajar de una forma relevante (-4,7%), pero hasta 2031 no será inferior al 2%. Es decir, que durante más de una década España no alcanzará superávit primario, que realmente es lo que permite reducir los niveles de endeudamiento, además del PIB, de la inflación y de los avances en productividad.

Esto explica que el déficit estructural primario, que es realmente el que preocupa a la Comisión Europea cuando evalúa a los Estados, vaya a alcanzar un máximo del -5,2% el año próximo, y seguirá en negativo durante toda la década, hasta situarse en el -1% en 2031. El déficit estructural es el que preocupa, porque excluye los componentes cíclicos. Es decir, perturbaciones derivadas, por ejemplo, de una caída de los ingresos y de un aumento de los gastos a consecuencia de la pandemia o de una crisis financiera.

Deuda y tipos de interés

La buena noticia para España es que, pese a la abultada deuda pública, su financiación no crecerá debido a que los tipos de interés seguirán extremadamente bajos durante todo el decenio. Los servicios de la Comisión, en concreto, estiman que el servicio de la deuda podrá oscilar entre un máximo del 2,2% del PIB este año y un mínimo del 1,8% en 2030, pese a que por entonces el endeudamiento representará el 141,2% del producto interior bruto.

Por lo tanto, más deuda, pero menos gastos financieros, ya que el Banco Central Europeo (BCE) seguirá con una política monetaria ultraexpansiva. Ahora bien, el informe de la Comisión alerta de que no todos los países se van a beneficiar de igual modo, y, en concreto, cita que el riesgo de tipos de interés más elevados, en caso de que aumente la inflación y el BCE se vea obligado a endurecer su política monetaria, será especialmente “desafiante” para Italia, España, Francia y Portugal.

La inflación, igualmente, ayudará a reducir la ratio deuda pública-PIB, aunque de una forma moderada, con un máximo de 2,6 puntos porcentuales al final de la década.

Entre las causas que explican los elevados niveles de deuda, se encuentran el envejecimiento y los incrementos de longevidad, que presionan el gasto público al alza en el medio plazo. Y según la Comisión, el coste adicional será alrededor de 1,5 puntos de PIB cada año. Por esta razón, Bruselas sitúa España entre los países con más dificultades para cumplir con los objetivos de estabilidad. En concreto, señala a Rumanía, Italia, España, Francia, Bélgica y Eslovaquia como los países que corren un alto riesgo a medio plazo. Estos seis países, asegura el documento, “requieren un ajuste fiscal significativo para lograr el objetivo de deuda del 60% del PIB en el medio término”.

Ese objetivo, como se sabe, está ahora suspendido por la congelación de las reglas fiscales hasta nueva orden en contrario, pero tampoco hay que olvidar que antes de la pandemia la propia Comisión Europea lanzó la idea de revisar en profundidad el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PAC), que en la práctica es hoy imposible de cumplir tras los enormes incrementos de la deuda que se han producido a consecuencia de la pandemia. El cumplimiento de las normas exigiría, en el caso de España, ajustes anuales de carácter estructural equivalentes al 0,5% del PIB, hasta situar la deuda pública por debajo del 60% del PIB, algo que hoy se considera inviable.


Fuente: El Confidencial.