Soltec, estrella de renovables en Bolsa, lanzó hace días la primera alarma al entrar en pérdidas por el coste del abastecimiento de material fotovoltaico de China.
El pasado día 25 de febrero, el grupo español de instalaciones fotovoltaicas Soltec, que en 2020 protagonizó una espectacular salida a Bolsa, anunciaba que había entrado en pérdidas tras sufrir la sacudida de varios factores. Entre ellos, el «retraso de algunos proyectos» y «los gastos extraordinarios» derivados del «incremento de los costes de transporte, personal, servicios externos, aprovisionamientos, así como seguros».
Es la primera señal de alerta que salta en el actual boom de las energías renovables en España, y en especial las fotovoltaicas. ¿Soltec es un caso aislado? ¿Qué le ha pasado realmente? La explicación se encuentra a más de 9.000 kilómetros de distancia. En China.
En los últimos meses, se ha producido un cúmulo de circunstancias que han afectado a las exportaciones de componentes para el montaje de módulos fotovoltaicos que se hacen en ese país, con diferencia el mayor fabricante de paneles solares. Por un lado, hubo incidentes fortuitos en algunas plantas de polisilicio -la materia prima con la que se fabrican las obleas- y tuvieron que parar la producción, agravando así la escasez de vidrio fotovoltaico que ya se viene registrando por la alta demanda mundial.
Tormenta perfecta
Para completar esta tormenta perfecta, se produjo lo que en el sector se ha empezado a denominar la «crisis de los contenedores», un problema al estilo efecto mariposa, que ha terminado cebándose con el mercado fotovoltaico.
¿En qué consiste? Con la pandemia del Covid. y la mayor parte de los países desarrollados parados, China ha multiplicado exponencialmente sus exportaciones hacia Occidente. Lo ha hecho en mucha más medida que a la inversa, provocando un desequilibrio en la ida y venida de contenedores que transportan los fletes marítimos. En situaciones normales, los contenedores que viajan en una dirección cargados con unas mercancías vuelven con otras mercancías distintas en la dirección contraria.
Pero ese esquema se ha roto. Ahora, China envía más contenedores cargados de sus productos de los que recibe con los productos de otros, provocando una distorsión del mercado.
Las navieras han tenido que incrementar el volumen de viajes que hacen hacia China solo para llevarle contenedores vacíos con los que el país pueda seguir sacando sus exportaciones al mercado internacional.
Esto ha disparado el precio de los fletes. El pasado mes de diciembre, las tarifas de un flete eran un 270% más altas para la ruta Asia-Europa que un año antes, según datos de la firma de gestión de riesgos de transporte Resilience360. Para la ruta de Asia-EEUU las tasas habían aumentado un 145%.
En febrero, los precios ya se habían disparado un 300% en los dos corredores marítimos. El precio medio de un contenedor ronda ya los 6.000 dólares, frente a 1.200 de hace algo más de un año.
Los chinos están siendo especialmente agresivos a la hora de recuperar contenedores para dar salida a su propia producción. Tres de cada cuatro contenedores de EEUU a Asia están viajando vacíos. El problema es mundial. Afecta a todas las grandes economías.
Nadie sabe cuanto durará este desequilibrio. Lo único cierto es que se está produciendo algo insólito en el mercado. Por primera vez, se están encareciendo los costes de las instalaciones fotovoltaicas. Se rompe así la tendencia histórica del abaratamiento de los costes de desarrollo, sobre el que se basa el nuevo boom de las fotovoltaicas y sus expectativas financieras.
Se calcula que en poco más de una década, el coste de las fotovoltaicas había caído más del 90%, hasta situarse en los 0,7 millones de euros de euros por megavatio. Muchos de los planes financieros que sustentan la actual ola de compraventa de proyectos de fotovoltaicas se basan en la idea de que el coste de los paneles solares y la instalación van a seguir bajando y que también va a haber financiación barata en abundancia. Por eso pueden armar grandes ofertas dinerarias para comprar proyectos.
Ahora, uno de los dos pilares de ese modelo empieza a romperse. O, por lo menos, empieza a demostrar que en cualquier momento puede fallar. Es como si en el cuento de la lechera, la lechera tropieza.
Además, se está poniendo de manifiesto la enorme dependencia que el mercado fotovoltaico en el mundo tiene de la producción china. China sigue siendo el mayor productor de polisilicio en el mundo.
Los fabricantes asiáticos no han parado de crecer en los últimos años y se calcula que acaparan más de la mitad del mercado global. Son gigantes que si estornudan provocan un vendaval global. Las explosiones en una planta de polisilicio del grupo GCL el pasado año redujeron de golpe la capacidad mundial de producción en un 10%.
Bloque del Canal de Suez
El bloqueo durante días del Canal de Suez debido a que el buque gigante Ever Given quedó atravesado ha agravado aun más el problema de los suministros. Por Suez transita la mayor parte del tráfico de mercancías hacia Europa procedentes de China. Al encarecimiento de los suministros, se suman ahora también los posibles retrasos en la recepción de material.
Fuente: Expansión.