Telefónica vive su mejor enero en seis años y reduce deuda… Pero no es suficiente.

La compañía sigue tratando de contentar al mercado a base de desinversiones para reducir el agujero en sus cuentas, pero nunca parece dejar satisfechos del todo a los inversores.

Telefónica lleva tiempo tratando de satisfacer las demandas de un mercado que señala sin parar la considerable montaña de deuda que acumula el gigante español. Su primer directivo, José María Álvarez-Pallete, ha acudido a Wall Street, ha tratado de convencer a los fondos y ha realizado múltiples movimientos para desinvertir. Pero nada parece suficiente para calmar la voracidad de los inversores.

El arranque de año de la operadora española, en cualquier caso, no está siendo nada malo. No en vano, ha firmado su mejor enero desde hace seis años, con avances del 9,5%. Pese a la nota positiva, no pueden estar contentos: solo en una sesión, la del día 13, los títulos repuntaron un 9,67%. Eso significa que el resto del mes, sin contar esa jornada bursátil, se queda plano.

Ese subidón corresponde al anuncio de la venta a American Towers de las torres de Telxius, una de las filiales del grupo, que tenía en cartera más de 30.000 emplazamientos en toda Europa, la mayor parte de ellos en España. El gigante estadounidense pagó 7.700 millones en efectivo en una operación que recibió el aplauso unánime del mercado.

La operación permitió a Telefónica reducir su deuda en 4.600 millones de euros, un movimiento redondo, justo lo que los inversores reclamaban. La lógica podría llevar a pensar que las acciones de la operadora subirían, pero nada más lejos de la realidad. Desde el 14 de enero, la jornada posterior al anuncio de la operación, hasta este viernes, su valor se ha contraído casi un 4%, una herida que podría ser mayor si no fuera por la racha de cinco jornadas consecutivas en verde que está protagonizando la firma.

Este caso podría resultar una mera anécdota si no fuera porque ya ha ocurrido antes. El 7 de mayo de 2020, Telefónica anunciaba la fusión de su filial británica, O2, con Virgin Media. Creaban así un operador con un valor cercano a los 28.000 millones de euros y la española se embolsaba un pago de 6.300 millones, una cantidad que se iba a usar para reducir los casi 38.000 millones de euros de deuda con los que Telefónica cerró su ejercicio 2019.

Esta, la mayor operación de la historia del grupo, a la que solo le falta el broche del regulador británico, desató los aplausos del mercado. El repunte llevó los títulos a protagonizar un avance del 16,5% en el mes inmediatamente posterior al acuerdo. Sin embargo, y como ha pasado ahora, los dígitos en verde no tardaron en convertirse en números rojos.

Para el 5 de agosto, tres meses después del histórico acuerdo, había desaparecido cualquier rastro de esas ganancias y la situación tornó en un retroceso del 11%. Otros 90 días después, el 5 de noviembre de 2020, el agujero alcanzaba ya el -28% en bolsa.

Por si fuera poco, los analistas están pidiendo a Pallete más movimientos. Las miradas apuntan ahora a las diferentes divisiones en América Latina, señaladas desde hace tiempo por su poca productividad. De fondo, como siempre, el negocio de fibra, al que el mercado ha puesto un valor en el entorno de los 18.000 millones de euros y que ha recibido ya la etiqueta de ‘bala de plata’ por su capacidad para acabar con muchos de los males que aquejan a Telefónica.

Del éxito de Álvarez-Pallete en convencer a los inversores dependerá la suerte de una cotización, la de Telefónica, cuya tendencia a la baja preocupa desde hace años a directivos y accionistas.


Fuente: El Confidencial.